Anthony Perkins, el famoso Norman Bates de "Psicosis", estuvo en Sitges en octubre de 1986 para presentar la tercera entrega de la saga dirigida por el mismo. El público del cine El Retiro le acogió con una calurosa ovación.
Era un hombre afable, algo estrafalario, que llevaba un calcetín de cada color y le gustaba sentarse en un banco del paseo Marítimo para ver fijamente el mar. Cada vez que nos encontrábamos me sonreía. Era muy cordial en el trato humano. La película no estaba mal, pero el actor falleció pocos años después.
Siempre iba seguido por un enjambre de fotógrafos que no paraban de grabarlo y retratarlo, llevaba el asunto con mucha filosofía. Sonreía siempre con amabilidad y si estaba fatigado se excusaba con gran educación.
En la rueda de prensa algún crítico se las quiso dar de listo, le reprocharon que siempre hacía el mismo papel, pero Perkins siempre encajaba todo con cortesía y amabilidad.
Era un hombre afable, algo estrafalario, que llevaba un calcetín de cada color y le gustaba sentarse en un banco del paseo Marítimo para ver fijamente el mar. Cada vez que nos encontrábamos me sonreía. Era muy cordial en el trato humano. La película no estaba mal, pero el actor falleció pocos años después.
Siempre iba seguido por un enjambre de fotógrafos que no paraban de grabarlo y retratarlo, llevaba el asunto con mucha filosofía. Sonreía siempre con amabilidad y si estaba fatigado se excusaba con gran educación.
En la rueda de prensa algún crítico se las quiso dar de listo, le reprocharon que siempre hacía el mismo papel, pero Perkins siempre encajaba todo con cortesía y amabilidad.
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