PELICULAS RARAS (2)
DIOSES LOCOS EN CHINA
Los dioses deben de estar locos (1980) de Jamie Uys es una película ultrabarata rodada en el Kalahari con actores desconocidos por una productora sudafricana y que, por algún milagro desconocido, se convirtió en todo un éxito de taquilla debido a su ingenio y a la originalidad de sus planteamientos. Una película que considero altamente recomendable por su gracia y por la inteligencia de los gags.
Una avioneta viaja por el desierto Kalahari, su piloto bebe una cocacola tirando el casco por la ventanita y cae enmedio del desierto ante los ojos atónitos de un bosquimano (Nixau) que está desconcertado. Cree que es la botella es un regalo de los dioses, pero como crea problemas en la tribu decide devolverla e inicia un largo viaje en busca de sus propietarios. La situación inicial es ya insólita, pero Uys sabe sacarle partido. El éxito provocó una secuela de presupuesto más holgado, Los dioses deben de estar locos 2 (1989) que también tuvo éxito convirtiéndose en dos joyas del cine de humor altamente recomendables.
No voy hablar aquí de estas dos comedias ya memorables y clásicas, sino de sus consecuencias. Crazy Safari (1991), Crazy Hong Kong (1993) y por último, The Gods Must Be Funny in China (1994) son tres secuelas chinas que trataban en vano de aprovechar el éxito de sus antecesoras. Recuperaban al bosquimano de forma oportunista, pero el humor es distinto, es muy simplón y estúpido por lo que la magia se disipó en la nada.
Una avioneta viaja por el desierto Kalahari, su piloto bebe una cocacola tirando el casco por la ventanita y cae enmedio del desierto ante los ojos atónitos de un bosquimano (Nixau) que está desconcertado. Cree que es la botella es un regalo de los dioses, pero como crea problemas en la tribu decide devolverla e inicia un largo viaje en busca de sus propietarios. La situación inicial es ya insólita, pero Uys sabe sacarle partido. El éxito provocó una secuela de presupuesto más holgado, Los dioses deben de estar locos 2 (1989) que también tuvo éxito convirtiéndose en dos joyas del cine de humor altamente recomendables.
No voy hablar aquí de estas dos comedias ya memorables y clásicas, sino de sus consecuencias. Crazy Safari (1991), Crazy Hong Kong (1993) y por último, The Gods Must Be Funny in China (1994) son tres secuelas chinas que trataban en vano de aprovechar el éxito de sus antecesoras. Recuperaban al bosquimano de forma oportunista, pero el humor es distinto, es muy simplón y estúpido por lo que la magia se disipó en la nada.
La trama de Crazy Safari empieza en China, en la búsqueda de un antepasado vampiro (?) que por accidente el avión cae en el Kalahari y los bosquimanos se encuentran al extraño personaje en su comunidad. Un vampiro que anda a saltos y hace cosas raras como golpearse con los árboles y hace caer sus frutos en beneficio de los indígenas.
Crazy Hong Kong cuenta como el bosquimano se mete en un avión por error y va a parar a Hong Kong, encontrándose en una ciudad extraña que no comprende y vive sus aventuras. Es la única entrega, quefue distribuida en vídeo VHS en España, que no he visto. Como la anterior no tuvo ningún éxito porque no tenía tras de sí el ingenio de Uys.
The Gods Must Be Funny in China (1994), la última, muestra ya al bosquimano en Hong Kong corriendo por la Gran Muralla. Ya sabe que las cocacolas son un refresco y no regalo de los dioses, vive integrado en la sociedad china aunque se le vea con recelo porque es diferente, y fuma puros. La personalidad del filme original se ha esfumado en la nada y la quinta película no es más que una torpe sucesión de tonterías sin ninguna gracia.
Hasta su muerte, diez años después, Nixau vivió alejado del mundo del cine en su tierra natal. Precisamente la edición de DVD de sus dos primeras películas, las originales, lleva un documental con entrevistas donde le vemos pasando sus éxitos en portátiles en colegios ante la chiquillada. comenta que la visión que se da de la tribu es idílica porque la vida en el desierto es durísima. En los últimos años heredó una paga mensual de su mentor Jamie Uys que le permitió vivir en condiciones. Su entierro aparece también el vídeo aludido.
Los dioses deben de estar locos es un ejemplo de película que tenía todas las de perder y que triunfó de forma sorprendente en un mercado adverso. Nadie apostaba por ella. Nixau trabajaba de portero en un colegio. Jacobus Johannes Uys (30 de mayo de 1921 – 29 de enero de 1996) demostró que el milagro de arrasar taquillas con una producción modesta es posible si se le pone ganas. Aparte de las cintas citadas rodó documentales, Animals Are Beautiful People (1974) y Funny People II (1983) también agradables.
Lo que resulta más sorprendente de sus dos comedias aludidas es que nos muestra una selva con animales salvajes pero distinta a la de las películas de Tarzán o demás aventuras hollywoodenses, que nos la presenta como un lugar repleto de peligros, aquí en cambio es un lugar apacible y cotidiano, con rinocerontes que apagan todos las hogueras que se encuentran. Como dice un personaje de las mismas respecto a las fieras "si no las molestamos, ellas no nos molestarán". Esa visión tranquila de un lugar presentado generalmente como amenazador resultaba sorprendente y tal vez certero.
Los dioses deben de estar locos es un ejemplo de película que tenía todas las de perder y que triunfó de forma sorprendente en un mercado adverso. Nadie apostaba por ella. Nixau trabajaba de portero en un colegio. Jacobus Johannes Uys (30 de mayo de 1921 – 29 de enero de 1996) demostró que el milagro de arrasar taquillas con una producción modesta es posible si se le pone ganas. Aparte de las cintas citadas rodó documentales, Animals Are Beautiful People (1974) y Funny People II (1983) también agradables.
Lo que resulta más sorprendente de sus dos comedias aludidas es que nos muestra una selva con animales salvajes pero distinta a la de las películas de Tarzán o demás aventuras hollywoodenses, que nos la presenta como un lugar repleto de peligros, aquí en cambio es un lugar apacible y cotidiano, con rinocerontes que apagan todos las hogueras que se encuentran. Como dice un personaje de las mismas respecto a las fieras "si no las molestamos, ellas no nos molestarán". Esa visión tranquila de un lugar presentado generalmente como amenazador resultaba sorprendente y tal vez certero.
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