Lamia tuvo varios hijos con Zeus, que le dio esta facultad en pago por sus servicios, pero la celosa Hera los asesinó a excepción de Escila. Por eso la cruel y vengativa madre trataba de desquitarse asesinando a los hijos de las demás mujeres. Se convirtió en un ser de rostro horroroso, se unió a las Empusas y se dedicó a acostarse con jóvenes a los que posteriormente bebía su sangre mientras dormían.
Curiosamente era diosa del amor y de la guerra, conocida también por Anatha y Atenea.
La Guaxa es la versión asturiana de la Guajona. Esta vez tiene ojos de fuego y es letal porque esta vez causa la muerte. La palabra Guaxa procede del bable, guax, guax, la onomatopoya del ruido de las lechuzas y los búhos. Hemos de recordar que la expresión bruja procede de lechuza. En todo caso estos personajes eran útiles para asustar a los niños traviesos, a los que se amenazaba con llamar a la Guajona si no se portaban como era debido.
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