RON MILLER DISNEY
La productora de Disney languidecía en un mar de mediocridad cuando Ron Miller se ocupó de ella. Fallecido su fundador y alma mater, la dirección había perdido la brújula del éxito. Les faltaba inspiración cuando el sobrino del genial cineasta inició una nueva etapa con una visión renovada del cine de animación.
En primer lugar tuvimos protagonistas a gentes marginadas en el cine norteamericano como los gitanos y un jorobado (El jorobado de Notre Dame), nativos americanos (Pocahontas) y orientales (Mulan).
Con Mulan conocimos a una muchacha que deseaba triunfar en un mundo estrictamente masculino, aunque sea la guerra. Por primera vez en una película Disney la protagonista se encontraba en un fuerte apuro al bañarse desnuda en el río con la irrupción de sus compañeros masculinos ansiosos de compartirlo.
Con La Bella y la Bestia y también con El Jorobado de Notre Dame, descubrimos que la belleza está en el interior. Quasimodo era entrañable, nada terrorífico.
El Rey León y Aladin fueron dos éxitos igualmente importantes. El genio, que aquí tenía la voz de Josema Yuste, tenía un carácter singular.
Las chicas Disney de esta nueva etapa ya no son tan ingenuas como las que aparecían en la etapa anterior bajo la dirección del tío Walt. Han evolucionado con los tiempos. Pero lo que sí se recuperó fue la magia del antiguo Mago de Burbank, uno de los creadores más prestigiosos de Hollywood y del cine mundial.
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