LA MONJA POSEÍDA (1976)
Basado en una novela de Dennis Wheatley, escritor de éxito que Terence Fisher llevó al cine con La novia del diablo, mucho mejor película que la presente que supuso una cierta decepción y que marca el ocaso de la productora Hammer que durante dos décadas marcó el punto más alto del cine fantástico.
Su nivel jamás ha sido igualado ni de lejos por ninguna otra productora a pesar de que hubo intentos que resultaron infructuosos.
La dirección de Peter Sykes pierde su vigor debido a un montaje pésimo, deshilvanado y caótico. A pesar de todo se impone la corrección típicamente británica, pero muy lejos de otros trabajos de la en otro tiempo gloriosa productora.
Su nivel jamás ha sido igualado ni de lejos por ninguna otra productora a pesar de que hubo intentos que resultaron infructuosos.
La dirección de Peter Sykes pierde su vigor debido a un montaje pésimo, deshilvanado y caótico. A pesar de todo se impone la corrección típicamente británica, pero muy lejos de otros trabajos de la en otro tiempo gloriosa productora.
Dos grandes actores se lucen al frente del casting, Christopher Lee y Richard Wirmark, legendarios entre los legendarios, dos figuras impagables de la historia del cine, aunque en esta ocasión sólo tengamos ojos para la entonces novata Nastassja Kinski, hija del divo Klaus Kinski, en el papel de una supuesta hija del diablo Astaroth, personaje central de una trama mediocre y tópica.
Sobresalen algunas panorámicas de Londres, pero el exceso de planos con grandes angulares acaban por romper el clima que apenas esboza una floja dirección de Peter Sykes.
La película es mítica más por el breve desnudo de Nastassja Kinski que por el contenido mismo de la cinta en la que se añora el pulso de Terence Fisher, marginado por la productora a causa de su avanzada edad. Precisamente en 1976, Fisher presidió el jurado del Festival de Sitges, donde le pude conocer personalmente, y a pesar de conservarse perfectamente era evidente que su edad era ya muy avanzada razón por la cual las compañías de seguros se negaban a firmar las pólizas pertinentes.
Sobresalen algunas panorámicas de Londres, pero el exceso de planos con grandes angulares acaban por romper el clima que apenas esboza una floja dirección de Peter Sykes.
La película es mítica más por el breve desnudo de Nastassja Kinski que por el contenido mismo de la cinta en la que se añora el pulso de Terence Fisher, marginado por la productora a causa de su avanzada edad. Precisamente en 1976, Fisher presidió el jurado del Festival de Sitges, donde le pude conocer personalmente, y a pesar de conservarse perfectamente era evidente que su edad era ya muy avanzada razón por la cual las compañías de seguros se negaban a firmar las pólizas pertinentes.
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