ROY WARD BAKER
A los 93 años nos ha dejado Roy Ward Baker, realizador de diversos telefilmes de El Santo con Roger Moore, de Niebla en el alma con una Marilyn Monroe terrorífica, de Las amantes vampiro, una de mis películas favoritas de vampirismo con Ingrid Pitt, también de El doctor Jekyll y la hermana Hyde con la sinpar Martine Beswick, La última noche del Titanic sobre el hundimiento del Titanic, que James Cameron copió aunque con más medios, y de muchas más.
Recordemos dos Dráculas. Kung Fú contra los siete vampiros de oro y Las cicatrices de Drácula. Dos títulos menores en su filmografía aunque la primera fue muy divertida y la segunda una chapuza debido a que Peter Cushing les falló a última hora, teniendo que improvisar el argumento sobre la marcha añadiéndole uno de los peores finales que recuerdo en las que al pobre conde le parte un rayo.
Le conocí personalmente en Sitges, me comentó que antes de dirigir fue ayudante de dirección, entre otros, del gran Alfred Hitchcock. Era un hombre encantador y agradable, enseguida hicimos amistad.
Cuando Terence Fisher se retiró por cuestiones de edad y porque la taquilla no le fue demasiado propicia, Roy Ward Baker asumió el mando de muchas de las producciones Hammer y también de la Amicus, como Refugio macabro.
¿Qué sucedió entonces? es uno de sus mejores títulos, la tercera de la saga Quatermas. Sin embargo a Roy no se le reconocía su talento porque es costumbre de quien escribe sobre cine el de mitificar y utilizar al mitificado para atacar a terceros. Es decir, cuando apareció Roy Ward Baker en la Hammer se le comparó con Fisher (atacado en sus inicios y mitificado tras su retirada), quedando devaluado en la comparación. Se trata de un esquema simplista, de una muletilla de muchos escritores cinematográficos el utilizar a un director para atacar a otro.
Guardaba un excelente recuerdo de él. Fue todo un caballero, cualidad muy rara en los tiempos actuales. Al menos ha escrito una bonita página en el género fantástico tan controvertido, antes de que lo contaminara el gore y demás aberraciones.
Le conocí personalmente en Sitges, me comentó que antes de dirigir fue ayudante de dirección, entre otros, del gran Alfred Hitchcock. Era un hombre encantador y agradable, enseguida hicimos amistad.
Cuando Terence Fisher se retiró por cuestiones de edad y porque la taquilla no le fue demasiado propicia, Roy Ward Baker asumió el mando de muchas de las producciones Hammer y también de la Amicus, como Refugio macabro.
¿Qué sucedió entonces? es uno de sus mejores títulos, la tercera de la saga Quatermas. Sin embargo a Roy no se le reconocía su talento porque es costumbre de quien escribe sobre cine el de mitificar y utilizar al mitificado para atacar a terceros. Es decir, cuando apareció Roy Ward Baker en la Hammer se le comparó con Fisher (atacado en sus inicios y mitificado tras su retirada), quedando devaluado en la comparación. Se trata de un esquema simplista, de una muletilla de muchos escritores cinematográficos el utilizar a un director para atacar a otro.
Guardaba un excelente recuerdo de él. Fue todo un caballero, cualidad muy rara en los tiempos actuales. Al menos ha escrito una bonita página en el género fantástico tan controvertido, antes de que lo contaminara el gore y demás aberraciones.
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