ANGELES Y DEMONIOS
Precedido de una oportunista polémica, una campaña publicitaria para incautos, la última película de Ron Howard no es más que un thriller policiaco repleto de tópicos cuya única originalidad es que transcurre en el Vaticano durante un cónclave.
Como la película es norteamericana, aunque con capital japonés, y ya se sabe que los gringos se creen que el mundo gira a su alrededor, la investigación debe de llevarla un profesor universitario de Havard (Tom Hanks que se pasea por Roma mirando a todo el mundo por debajo del hombro) contra toda lógica como si los profesionales italianos fueron todos unos zopencos.
En fin los tópicos de siempre pero al menos los escenarios resultan más atractivos que las impersonales calles de las ciudades de siempre. Como thriller sí funciona, está bien realizada no lo vamos a negar incluso la crítica del Vaticano la ha encontrado graciosa porque ni siquiera se la han tomado en serio porque nada en su metraje es serio.
Los actores secundarios, como no, son lo mejor de la función, Ewan MacGregor y Ayelet Zurer. Todo lo demás es la clásica fantasmada que al cabo de un par de meses habrá caído en el olvido y se verá como lo que es, un espectáculo para pasar el rato y nada más.
Como la película es norteamericana, aunque con capital japonés, y ya se sabe que los gringos se creen que el mundo gira a su alrededor, la investigación debe de llevarla un profesor universitario de Havard (Tom Hanks que se pasea por Roma mirando a todo el mundo por debajo del hombro) contra toda lógica como si los profesionales italianos fueron todos unos zopencos.
En fin los tópicos de siempre pero al menos los escenarios resultan más atractivos que las impersonales calles de las ciudades de siempre. Como thriller sí funciona, está bien realizada no lo vamos a negar incluso la crítica del Vaticano la ha encontrado graciosa porque ni siquiera se la han tomado en serio porque nada en su metraje es serio.
Los actores secundarios, como no, son lo mejor de la función, Ewan MacGregor y Ayelet Zurer. Todo lo demás es la clásica fantasmada que al cabo de un par de meses habrá caído en el olvido y se verá como lo que es, un espectáculo para pasar el rato y nada más.
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