¿HUBO UN FANTOMAS REAL?
Fantomas junto a su amante, Leonor Fioravanti, la abuela del autor del libro |
Casi un siglo después, la leyenda de Fantomas, el famoso ladrón de guante blanco que nunca utilizó armas y que inspiró a uno de los míticos personajes de ficción, vuelve de la mano de sus descendientes con Leonor, la amante de Fantomas, un libro escrito por el nieto de la pareja, Eduardo Fioravanti.
Pero como la realidad supera la ficción, también el tiempo y el espacio ha hecho posible que otro descendiente del comisario Fernández-Luna —conocido como el Sherlok Holmes de la época—, y quien detuvo a Fantomas en Madrid en 1916, su sobrino nieto, el escritor José María Fernández-Luna, haya escrito otro libro que saldrá a final de año.
Ambos autores se acaban de encontrar a través de las redes sociales, ya que no se conocían, como señala Eduardo Fioravanti (San Sebastián, 1941), pero los dos recuperan desde puntos de vista diferentes la historia de Fantomas y Leonor, esta excepcional pareja que se conoció en Buenos Aires, en 1914, cuando Eduardo Arcos, Eddy, alias Fantomas, era piloto acrobático y ella una jovencita que acaba de llegar con su familia huyendo de la miseria y las deudas de su Toscana natal.
En ese momento comenzó la gran e insólita aventura por todo el mundo, ya que ambos decidieron escaparse, muy enamorados, como Bonnie y Clyde, sin que ella supiera que le esperaba un camino con un curso rápido y acelerado de "cómo desvalijar a millonarios".
Una pareja, con una mujer Leonor Fioravanti, muy avanzada para su época, que trajo en jaque a la policía internacional, que tenía una habitación reservada todo el año en el hotel Empire de Nueva York, desde donde se movía y que robaba joyas en los hoteles de lujo y en cruceros, o que, entre otras muchas cosas, trabajaron para el espionaje británico en 1940 consiguiendo las listas de los nazis que operaban en España.
Así, Leonor, la amante de Fantomas, que publica Entre Líneas editores, es una especie de friso histórico de un episodio único, escrito por Eduardo Fioravanti, a quien su abuela siempre le quiso ocultar su pasado, como al resto de la familia, y que años después de su muerte, ocurrida en 1984 a los 93 años de edad, ha podido recuperar gracias a los documentos familiares, a los archivos de la Biblioteca Nacional, a los periódicos nacionales e internacionales y a numerosos testimonios.
Narrado en forma de ficción por la propia Leonor en primera persona, el libro recupera y reconstruye toda la historia de esta pareja y de esta mujer que en el mayo del 68 francés acudió a París desde el País Vasco en autostop para proteger a su nieto mayor, el autor del libro, donde estaba exiliado por la dictadura franquista, y todavía participó allí en mítines políticos.
"En los últimos años tuve mucho contacto con mi abuela porque era una mujer que siempre quiso proteger a los suyos y desde que mi padre muriera en Brasil, ella, que también estaba allí, separada de ya de Eddy, y con dos hijos más, quiso volver y se instaló en Madrid en 1960 para protegernos", precisa Fioravanti, quien toma el apellido de su abuela, que fue madre soltera, ya que nunca se casó con Fantomas, ni con los padres de sus otros dos hijos.
Una historia que se completa con el libro que ha escrito José María Fernández-Luna, cuyo seudónimo es Patrick Ericson, autor también de Maleficium, quien en el volumen, con título provisional El festín de los dioses, y en clave de novela negra recupera también la figura del famoso y laureado comisario Fernández-Luna, que trabajaba como jefe de la brigada de investigación criminal en la antigua Dirección General de Seguridad (DGS).
Este policía, que utilizaba muchas técnicas insólitas y novedosas para resolver sus casos, detuvo al escurridizo ladrón, cuya foto con la de Leonor, estaba en muchos hoteles de lujo con las letras de "se busca", detuvo a Eddy en la calle Apodaca de Madrid, por una partida de cartas amañadas, aunque salió poco tiempo después, y a Leonor la dejó ir porque tenía a su niñito de un año.
Pero este policía sabía que se trataba del ladrón de guante blanco al que se le buscaba por medio mundo. La pareja después siguió operando, aunque se separaron en Nueva York, porque Fantomas le fue infiel a Leonor con la bailarina Isadora Duncan.
En 1940 se vuelven a reunir en Madrid y es cuando empieza uno de los capítulos más interesantes, el de su colaboración con el espionaje británico. Y esta parte de la historia es la que va a tener más protagonismo en el guión de cine que está escribiendo el sobrino del autor del libro, el realizador Igor Fioravanti, quien va a llevar toda la leyenda a la gran pantalla.
Pero como la realidad supera la ficción, también el tiempo y el espacio ha hecho posible que otro descendiente del comisario Fernández-Luna —conocido como el Sherlok Holmes de la época—, y quien detuvo a Fantomas en Madrid en 1916, su sobrino nieto, el escritor José María Fernández-Luna, haya escrito otro libro que saldrá a final de año.
Ambos autores se acaban de encontrar a través de las redes sociales, ya que no se conocían, como señala Eduardo Fioravanti (San Sebastián, 1941), pero los dos recuperan desde puntos de vista diferentes la historia de Fantomas y Leonor, esta excepcional pareja que se conoció en Buenos Aires, en 1914, cuando Eduardo Arcos, Eddy, alias Fantomas, era piloto acrobático y ella una jovencita que acaba de llegar con su familia huyendo de la miseria y las deudas de su Toscana natal.
En ese momento comenzó la gran e insólita aventura por todo el mundo, ya que ambos decidieron escaparse, muy enamorados, como Bonnie y Clyde, sin que ella supiera que le esperaba un camino con un curso rápido y acelerado de "cómo desvalijar a millonarios".
Una pareja, con una mujer Leonor Fioravanti, muy avanzada para su época, que trajo en jaque a la policía internacional, que tenía una habitación reservada todo el año en el hotel Empire de Nueva York, desde donde se movía y que robaba joyas en los hoteles de lujo y en cruceros, o que, entre otras muchas cosas, trabajaron para el espionaje británico en 1940 consiguiendo las listas de los nazis que operaban en España.
Así, Leonor, la amante de Fantomas, que publica Entre Líneas editores, es una especie de friso histórico de un episodio único, escrito por Eduardo Fioravanti, a quien su abuela siempre le quiso ocultar su pasado, como al resto de la familia, y que años después de su muerte, ocurrida en 1984 a los 93 años de edad, ha podido recuperar gracias a los documentos familiares, a los archivos de la Biblioteca Nacional, a los periódicos nacionales e internacionales y a numerosos testimonios.
Narrado en forma de ficción por la propia Leonor en primera persona, el libro recupera y reconstruye toda la historia de esta pareja y de esta mujer que en el mayo del 68 francés acudió a París desde el País Vasco en autostop para proteger a su nieto mayor, el autor del libro, donde estaba exiliado por la dictadura franquista, y todavía participó allí en mítines políticos.
"En los últimos años tuve mucho contacto con mi abuela porque era una mujer que siempre quiso proteger a los suyos y desde que mi padre muriera en Brasil, ella, que también estaba allí, separada de ya de Eddy, y con dos hijos más, quiso volver y se instaló en Madrid en 1960 para protegernos", precisa Fioravanti, quien toma el apellido de su abuela, que fue madre soltera, ya que nunca se casó con Fantomas, ni con los padres de sus otros dos hijos.
Una historia que se completa con el libro que ha escrito José María Fernández-Luna, cuyo seudónimo es Patrick Ericson, autor también de Maleficium, quien en el volumen, con título provisional El festín de los dioses, y en clave de novela negra recupera también la figura del famoso y laureado comisario Fernández-Luna, que trabajaba como jefe de la brigada de investigación criminal en la antigua Dirección General de Seguridad (DGS).
Este policía, que utilizaba muchas técnicas insólitas y novedosas para resolver sus casos, detuvo al escurridizo ladrón, cuya foto con la de Leonor, estaba en muchos hoteles de lujo con las letras de "se busca", detuvo a Eddy en la calle Apodaca de Madrid, por una partida de cartas amañadas, aunque salió poco tiempo después, y a Leonor la dejó ir porque tenía a su niñito de un año.
Pero este policía sabía que se trataba del ladrón de guante blanco al que se le buscaba por medio mundo. La pareja después siguió operando, aunque se separaron en Nueva York, porque Fantomas le fue infiel a Leonor con la bailarina Isadora Duncan.
En 1940 se vuelven a reunir en Madrid y es cuando empieza uno de los capítulos más interesantes, el de su colaboración con el espionaje británico. Y esta parte de la historia es la que va a tener más protagonismo en el guión de cine que está escribiendo el sobrino del autor del libro, el realizador Igor Fioravanti, quien va a llevar toda la leyenda a la gran pantalla.
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