HAPPY FEET
El día de Navidad me encuentro la tele repleta de pingüinos, un extraño musical ecologista sobre una comunidad de la Antártida que pasa hambre porque han desaparecido los peces.
Me pareció muy agradable el desarrollo del guión y su resolución. La comunidad consigue hacerse valer aprendiendo a bailar claqué, una acción completamente singular.
Estaba muy preocupado por Lluvia de albóndigas, vista hace pocos días, en donde un científico capaz de inventar una máquina que convierte el agua en comida es presentado como un inútil y un estúpido que se debe redimir como un Rambo cualquiera al destruir su propia invención.
Se trata de la vieja parábola del aprendiz de brujo, un científico que no es capaz de controlar su creación. Vivimos en un mundo en que hay millones de parados, familias sin hogar, pueblos y naciones que se mueren de hambre y un científico capaz de buscarles remedio es un imbécil para las mentes de Hollywood.
Happy Feet es distinta. Es una apelación a la astucia y a la inteligencia para resolver nuestros problemas aunque se haya querido ver más de la cuenta. El cine no es sólo técnica, interesa la espina dorsal de cada cinta basada en una buena historia que está muy bien desarrollada. La búsqueda del misterio que provoca la hambruna, el hallazgo del problema y una forma inteligente para encontrar la solución. Todo un ejemplo a seguir.
Me pareció muy agradable el desarrollo del guión y su resolución. La comunidad consigue hacerse valer aprendiendo a bailar claqué, una acción completamente singular.
Estaba muy preocupado por Lluvia de albóndigas, vista hace pocos días, en donde un científico capaz de inventar una máquina que convierte el agua en comida es presentado como un inútil y un estúpido que se debe redimir como un Rambo cualquiera al destruir su propia invención.
Se trata de la vieja parábola del aprendiz de brujo, un científico que no es capaz de controlar su creación. Vivimos en un mundo en que hay millones de parados, familias sin hogar, pueblos y naciones que se mueren de hambre y un científico capaz de buscarles remedio es un imbécil para las mentes de Hollywood.
Happy Feet es distinta. Es una apelación a la astucia y a la inteligencia para resolver nuestros problemas aunque se haya querido ver más de la cuenta. El cine no es sólo técnica, interesa la espina dorsal de cada cinta basada en una buena historia que está muy bien desarrollada. La búsqueda del misterio que provoca la hambruna, el hallazgo del problema y una forma inteligente para encontrar la solución. Todo un ejemplo a seguir.
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